De septiembre 2021 a septiembre 2022
Queridas lectoras y lectores,
otra vez ha pasado mucho tiempo desde las últimas noticias y esta vez solo quería deciros un par de cosas en una entrada mucho más breve que la anterior. Es solo una forma de no perder el contacto.
En el tiempo que ha pasado desde la última vez que di señales de vida en esta página web, he escrito El síndrome de Frankenstein, la segunda parte de El efecto Frankenstein, una novela que me ha sorprendido a mí misma porque, cuando terminé la primera, para mí estaba claro que era una obra cerrada. Luego, después de dos años, siete premios -tres de ellos concedidos directamente por las votaciones de las lectoras y lectores, el Premio Menjallibres, el Premio Azagal y el Premio Hache-, y de muchas conversaciones con el público lector en centros de segunda enseñanza y otras instituciones, después de que en muchos lugares me pidieran una continuación, me di cuenta de que sí había mucho más que decir y podía ser buena idea continuar la aventura, narrando lo que les sucede a Max y a Nora (sobre todo a Max) en su nueva vida en nuestro siglo. De modo que me puse a pensar, me puse a las teclas y, con auténtica fluidez, fui creando El síndrome de Frankenstein a lo largo del verano. En otoño fue el trabajo de corrección y pulido y antes de Navidad la dejé lista para los lectores cero. Todavía no tengo fecha de publicación, pero seguiré informando.
Desde noviembre he estado tranquila en lo que se refiere a viajes profesionales. Los que me conocéis en persona sabéis que viajo mucho también en mi vida privada por circunstancias familiares; el otoño ha sido una época de mucho trabajo, pero gratificante. Me ha dado tiempo también a empezar a escribir la tercera novela de Santa Rita, aunque aún faltan meses hasta que esté terminada.
El 3 de marzo ha aparecido en Italia la traducción de El color del silencio en la editorial Elliot, de Roma. Pronto podré poner a vuestra disposición la cubierta, que ha quedado muy bonita y misteriosa.
El 30 de marzo llegará por fin a las librerías Amores que matan, la segunda novela de la serie de Santa Rita, la de verano, en la que volveremos a ver a los personajes conocidos, junto con algunos nuevos, enfrentarse a dos crímenes: uno en el pasado y otro en el presente. La presentación se hará ese mismo día en Elda, en el Teatro Castelar.
Desde esa fecha empezaré a viajar para llevar mis historias -tanto las novelas escritas para adultos como las juveniles- a distintos lugares. Hasta el verano están confirmadas Lisboa (Portugal), Elda, Alicante, Novelda, Alcoy, Madrid, Guadalajara, Zaragoza, Santander, París (Francia), Elche, Murcia, Petrer, Gandía, Alacuás, Monóvar, Aspe, Pinoso, Salinas, Carlet, Sagunto, Onda, Sofia (Bulgaria) y Gijón. Iré informando de los demás planes a medida que se vayan confirmando.
Para las lectoras y lectores de Madrid: estaré en vuestra ciudad el día 12 de abril presentando Amores que matan en el Museo Thyssen, y el 21 de abril en La Noche de los Libros. Más adelante, también nos veremos, si os apetece, en la Feria del Libro. Encontrais fechas concretas en la sección de Noticias. Me encantaría veros por allí y poder dedicaros una de mis novelas.
La nueva, Amores que matan estará recién salida del horno. La anterior, Muerte en Santa Rita, con la que se inicia la serie, acaba de salir en bolsillo y, si no la conocéis, puede ser una buena forma de acercarse a ese mundo mediterráneo y criminal que estoy creando, o puede también ser un buen regalo para alguien que piense irse de vacaciones a la costa.
La vida de escritora es un work-in-progress, como bien sabéis: leer, ver cine, escribir, corregir, visitar museos, escribir, escribir… Horas y horas a las teclas, noches de darle vueltas a las tramas, a los narradores, a las estructuras, a los personajes… siempre tratando de hacerlo mejor, de aprovechar las lecciones del día y crecer con cada novela, con cada cuento.
Vosotras y vosotros, quienes leéis mis historias, sois parte fundamental del proceso porque, sin vuestros ojos y vuestras mentes, no habría más que garabatos negros encerrados entre dos tapas de cartón, mudos, a la espera. ¡Gracias por estar ahí!